Miércoles
Mitad de temporada
libros de texto al por mayor
gente saltando de un lado a otro
la laguna parece diosa
resentida por el olvido en que la enclaustraron.
Nosotros pescamos a los incautos
a los que se llenan de letras los ojos
ajustamos los anzuelos y aunque se les suelten las hojas, los lanzamos con violencia al agua
para que se vean, para que llamen la atención
carnadas perfectas vienen con portadas coloridas
con retórica en la cuarta de forros y títulos breves, repetibles, identificables
danzantes como el agua fría en donde lo importante es el pescado.
Las cuerdas se estiran y los tenemos a la mano, pareciera
que son ellos los que nos están esperando los ojos muertos
la boca abierta, la obscena lubricidad con la que abren las branquias
vengan amigos vengan
aquí hay de todo
baldores, serways, ruvalcabas, suskinds, delainformaciónalconocimientoS, (todos sin almohadilla).
En medio de la locura, sal y sol, lozanos, nos queman a dúo
y
el pelón chaparro hijo de la chingada
un compañero
pierde la cabeza y comienza a mugirme
intenta clavarme su ridícula y cariada osamenta de res idiota
se le salen los sesos por la boca
los libros mojados
alrededor de todos
terminan salpicados de sangre y neuronas
gime vaca gime
tú, el jefe y los clientes
se pueden ir a mugirle a sus madres
sarta de pelmazos vacíos y pálidos.
Creo que estoy feliz
creo que podría morir de alegría
acabo de matar
una vaca…
no, no, no, el desgraciado no me dejó matarlo,
al lado del lago, entre hojas mojadas, con toda la gente convulsa por la falta de aire,
no me dejó matarlo.